viernes, 15 de abril de 2011

La Pedagogía, la Universidad y el Constructivismo

Parto de la siguiente pregunta: En la universidad ¿qué sentido y qué alcances pueden tener las implicancias pedagógicas de la concepción constructivista?
Los estudiantes suelene decir "con saber no alcanza, hay que saber enseñarlo". Este dominio implica conocimientos y procesos que no suelen ser objeto de enseñanza en la formación inicial de los profesores ni son lugares comunes en el ejercicio profesional posterior.
Lo que ocurre, parece ser, es que el conocimiento profundo de los contenidos tiene también un valor didáctico fundamental (Gil Pérez, 1991 :72).
Coll (1990) afirma que la cuestión esencial del planteamiento constructivista se refiere a los mecanismos mediante los cuales se consigue ajustar la intervención pedagógica a las necesidades que experimenta el alumno en la realización de las tareas.
Cabe señalar respecto a estas cuestiones la importancia de profundizar las investigaciones psicoeducativas acerca de las interacciones profesor-alumno y estudios sobre los aspectos cotidianos de la sesión de clase que atiendan especialmente a los mecanismos eficaces de intervención pedagógica. Es posible plantear aspectos en los cuales se focalice la toma de decisiones pedagógico-didácticas que intenten acercarse a una concepción constructivista del aprendizaje y la enseñanza.
Creo que el docente universitario debe preguntarse acerca de los supuestos, métodos, procedimientos e historias de la disciplina que enseña.
El hecho de adscribir a una visión dinámica, abierta y autorreflexiva de la ciencia permitirán al profesor significar y aprovechar de manera mucho más rica y pertinente las orientaciones que se desprenden de las investigaciones educativas, haciendo anclaje en su campo disciplinar específico.
Tal como afirma Lauren Resnick "los profesores pueden obtener orientaciones en los principios del aprendizaje, pero tendrán que confiar en su propio conocimiento de la materia y en sus habilidades de comunicación en cada caso específico" (Resnick, en Rinaudo 1995 :263).
Otro aspecto que merece atención es la actitud del profesor universitario hacia el aprendizaje de los alumnos. Es común escuchar a los docentes expresarse preocupadamente acerca de los resultados que obtienen los estudiantes en sus aprendizajes. También es bastante frecuente que muchos profesores teman que atender especialmente al proceso de aprendizaje de los alumnos sea asumir una actitud paternalista e incluso disminuir los niveles de exigencias académica. Pensamos que, como educadores y formadores de la juventud, los profesores universitarios deben sentirse co-responsables del aprendizaje de sus alumnos. Tener una actitud considerada hacia los estudiantes, recuperando la dimensión propiamente educativa de la docencia, puede influir favorablemente en la motivación de los alumnos.
El ajuste de la ayuda pedagógica en el proceso de enseñanza-aprendizaje plantea la cuestión de los métodos. Dice Coll que los métodos no son buenos o malos, adecuados o inadecuados, en términos absolutos. Elliot plantea: "lo que constituye el mejor método es algo así como un disparo en la oscuridad y, por consiguiente, un tema para la reflexión y discusión deliberada entre los participantes a la luz de sus circunstancias particulares" (Elliot, en Rinaudo 1996 :2).
Muchos de los docentes acuden a la teoría pedagógica, toman cursos, etc. buscando recetas metodológicas y cuando son advertidos de que, en realidad, el alumno es el responsable último del aprendizaje, atribuyendo sentido y significado a las actividades y contenidos que aprende, sienten que su responsabilidad o protagonismo en el proceso se desdibuja.
Quizás un punto que debe explicitarse y trabajarse en profundidad con los docentes es el papel que el profesor tiene en la orientación, guía y mediación para la atribución de sentido a las actividades y contenidos de la enseñanza. He visto propuestas didácticas que con la intención de permitir que el alumno construya sus conocimientos se plantean en términos casi absolutos de independencia o autonomía para el trabajo del alumno, desvalorizando totalmente las exposiciones del docente como si todo esbozo de guía o dirección fuera una afrenta a la naturaleza del estudiante.

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